Las manchas solares son más frecuentes en pieles expuestas a la radiación solar sin factor de protección, deshidratadas y con deficiente bronceado.
Como explicamos con anterioridad en la descripción de nuestros Tratamientos antimanchas, la exposición solar es una de la causa más común de formación de las principales manchas pigmentarias o discromías de la piel.
Las manchas solares son más frecuentes en pieles expuestas a la radiación solar sin factor de protección, deshidratadas y con deficiente bronceado.
Las zonas más propensas a desarrollar estas manchas son las que están continuamente bajo los efectos del sol: la cara, el cuello, el escote y las manos. Los cosméticos permiten en algunos casos corregir los defectos de pigmentación. Pero el uso de la luz pulsada de intensidad variable, mediante la aplicación de su tratamiento despigmentante, permite eliminar la melanina responsable de este tipo de mancha cutánea.
El tratamiento despigmentante por luz pulsada.
El tratamiento despigmentante por luz pulsada es efectivo sobre todo en casos de manchas solares, pecas y lentigos seniles.
Estos trastornos pigmentarios benignos son consecuencia de una exposición a la luz ultravioleta que hace que los melanocitos comiencen a producir más melanina. El tratamiento despigmentante consiste en eliminar esta concentración de melanocitos súper-productores mediante el envío de energía con una longitud de onda específica.
Debido a que la melanina acumulada en forma de mancha posee un color más oscuro, absorbe la energía enviada, que disgrega la concentración de manera que el cuerpo pueda eliminarla progresivamente sin dañar la piel vecina. Tras el tratamiento la producción de melanina volverá a niveles normales y la piel recuperará su color ambiental.
El tratamiento despigmentante puede realizarse en cara, cuello, escote, manos y hombros. Normalmente se lleva a cabo a lo largo de tres o cuatro sesiones que suelen espaciarse varias semanas, aunque puede variar dependiendo del tipo de mancha, profundidad o edad del paciente. Los resultados son evidentes. Las manchas van perdiendo definición e intensidad desde la primera sesión.
La esteticista comenzará realizando un diagnóstico de la piel y preparándola para el tratamiento. Tras limpiar y exfoliar la piel, se aplicará un gel conductor frío en la zona pigmentada en la que se va a trabajar. Comenzará entonces la cuidadosa aplicación del tratamiento. Con cada disparo el paciente notará como un pequeño latigazo en la zona pigmentada. Los disparos se van espaciando un tiempo prudencial para observar la reacción de la piel y parametrizar el equipo.
Al finalizar se aplica en la zona un extra de hidratación y aloe vera. Es muy posible que en los días posteriores se note cierta sensación de picor en la mancha. Esto es totalmente normal, basta con utilizar aloe vera para combatirlo.
Tras el tratamiento, la mancha o manchas van a oscurecerse a medida que la melanina sube a superficie. Al cabo de unos días, a través del proceso de descamación natural de la piel, las manchas van desaparaciendo. En su lugar encontramos una piel clara y rosada a la que es muy importante proteger con una pantalla de protección solar total, ya que puede hiperpigmentarse con facilidad.
Depende de la sensibilidad de cada persona y de la cantidad y profundidad de sus manchas. Algunos sienten una ligera molestia mientras otros sienten cierto dolor. En cualquier caso, el tratamiento sólo dura unos instantes y no hemos conocido a nadie que no lo considere tolerable.
Es muy importante no exponer la zona que se va a tratar al sol ni a rayos uva una semana antes del tratamiento, ni una semanas después. Por este motivo no es aconsejable realizarlo durante los meses de más sol (entre junio y septiembre).
Si tienes la intención de intención de depilar la zona a tratar o realizar un tratamiento de dermoabrasión deberá
hacerse unos días antes. No se tratarán en ningún caso manchas sin diagnosticar